Océanos sin ley y Seaspiracy

Como todos lo hacemos vamos siempre a Google para buscar algo que nos interesa. Estaba en la búsqueda de un libro acerca de los migrantes en el mar Mediterráneo; durante la misma salió un libro llamado Océanos sin ley: Viajes a través de la última frontera salvaje, escrito por Ian Urbina. Lo compré.

Me enganché inmediatamente con el libro, es buen storytelling, acerca de sus experiencias e historias como periodista de investigación en el mar.

Ian Urbina es el director de The Outlaw Ocean Project, una organización de periodismo sin fines de lucro con sede en Washington D.C. que produce historias de investigación sobre derechos humanos, medio ambiente y preocupaciones laborales en las dos terceras partes del planeta cubiertas por agua.

Antes de fundar The Outlaw Ocean Project, Urbina fue por 17 años reportero del New York Times. Ian Urbina ha recibido varios premios de periodismo, incluido un premio Pulitzer y un Emmy.

Coincidentemente, al mismo tiempo comencé a ver el documental Seaspiracy en Netflix, producido por Kip Andersen, quien también produjo el documental de nombre similar “Cowspiracy”, así como “The Sustainability Secret” y “What the Health”. El documental está dirigido por Ali Tabrizi, cineasta británico.

Es impresionante el nivel de crueldad con que actúan los pescadores furtivos de los barcos, bolicheras o botes pesqueros contra los tiburones, delfines y otras especies. Literalmente “saquean” el océano.

Son realmente criminales, donde comenten, no solo crímenes ecológicos, si no, de derechos humanos, al tener prácticamente como esclavos a los tripulantes/trabajadores de los barcos en condiciones inhumanas. Se practica la esclavitud moderna y la corrupción por supuesto.

Retomando el libro – el cual recién comencé – Océanos sin ley: Viajes a través de la última frontera salvaje, el autor, en la introducción menciona cosas que no me las hubiera podido imaginar, esas historias que hacen transportar tu mente e imaginar cómo es la situación misma y más aún cuando en estas participan niños. Mucha maldad.

En parte del libro menciona como niños y adultos originarios de Camboya trabajan descalzos todo el día y parte de la noche en la cubierta de un pesquero a 38 grados de calor, con turnos de dieciocho a veinte horas, el trabajo no se detiene, racionan el agua potable, la cocina con cucarachas y ratas.

Eso me impacto al momento de iniciar la lectura de este libro que esta basado en historias de la piratería marítima y otras más al borde de la ley.

La piratería marítima está influenciada por varios factores, como la disponibilidad y abundancia de poblaciones de peces, la demanda y el precio de los productos del mar – la merluza negra – que puede costar cientos de miles de dólares, la aplicación y regulación de las leyes marítimas, la seguridad y estabilidad de las regiones costeras y las condiciones socioeconómicas de las comunidades pesqueras, fronteras marítimas de fácil acceso o poco control.

En la siguiente imagen podrás observar los porcentajes que la página web del documental Seaspiracy muestra acerca de lo que involucra la pesca ilegal y el daño ecológico en el océano.

El cambio climático también es afectado por la piratería en los mares, ya que, al alterar los patrones de distribución y migración de los peces puede generar conflictos por los derechos y recursos de pesca o inclusive algunos peces pueden llegar a la extinción por la sobre-pesca.

Algunas de las aguas más peligrosas del mundo para la piratería marítima se encuentran en el sudeste asiático pero también las pequeñas islas como Palau, Nueva Guinea entre otras en el pacífico, donde son muy vulnerable para la pesca furtiva.

Por ejemplo, cuenta el libro que muchos de los turistas que llegan a Palau provienen de China y que una de las costumbres (malas por cierto) es que llevan algo así como pequeñas cocinas portátiles para cocinar dentro de las habitaciones de los albergues o moteles donde se albergan durante sus vacaciones.

Lo hacen, por que en Palau existe una pequeña medusa, que no pica y que se llama la Golden Jellyfish, estas al parecer son una exquisites, los turistas chinos se sumergen en los lagos donde se encuentran y a pesar de la prohibición de las autoridades de Palau de tomarlas, estos lo hacen y las llevan a sus habitaciones a cocinarlas y disfrutar de su manjar.

Bueno este es un artículo que me quería compartir y que me inspiró al ver el documental y lo que vengo leyendo del buen libro de Ian Urbina.

Recomiendo leer el libro y ver el documental. Ambos te abren los ojos.